1521: Juan Sebastián Elcano llegó en Molucas que ahora es parte de Indonesia para buscar los clavos

Retrato de Juan Sebastián Elcano

El 10 de agosto de 1519 Sevilla se engalana para despedir a orillas del Guadalquivir a los 239 marineros que zarparán en cinco naves desde Sanlúcar de Barrameda para abrir una ruta comercial con las islas de las especias, ‘La Especiería’. Fernando de Magallanes lleva el mando de un grupo en el que también está Juan Sebastián Elcano, una expedición financiada por la corona de Castilla. Diez días después, las naves se echan a la mar y el 28 de noviembre, tras atravesar el Atlántico, encuentran el estrecho de Magallanes para poner luego rumbo por el Pacífico hacia Filipinas, era la primera vez que se cruzaba este océano.

En Filipinas muere Fernando de Magallanes en un combate con los nativos y Elcano dirige a sus hombres hasta las Molucas. Estaba a punto de terminar 1521 y la expedición navega hacia el oeste por el océano Índico y da la vuelta a África el 6 de septiembre de 1522 para llegar ese mismo día a Sanlúcar de Barrameda. Solo queda la nave Victoria, la única que ha soportado por casi tres años que había durado la expedición que ha recorrido 14 460 leguas.

Vuelta al mundo Magallanes-Elcano (1519-1522). Mapa: Universidad de Cantabria

Sin perder tiempo, la nave se remolca por el Guadalquivir hasta Sevilla y el 8 de septiembre pisan tierra con su carga de especias. Tan solo quedan 18 marineros, muchos de ellos famélicos y casi todos enfermos. Desembarcan con velones encendidos en la mano y junto a ellos iban tres indios que embarcaron en Tidore. Ese momento se reflejó en un cuadro pintado por Elías Salaverría Inchaurrandieta.

Fue precisamente en Tidore donde se cargaron 600 quintales (27 000 kilos) de clavo, además de sándalo, jengibre, nuez moscada y pimienta. “Las especias asiáticas eran muy escasas, se producían en territorios remotos y su comercialización requería de numerosos intermediarios: tenían un valor semejante al de las piedras preciosas por lo que se pagaban verdaderas fortunas por los cargamentos”, dice Pablo Vargas, investigador del CSIC en el Real Jardín Botánico y autor de ‘En búsqueda de las especias. Las plantas de la expedición Magallanes-Elcano (1519-1522)’. El ‘clavo de olor’, como se le conocía antes, era el producto más codiciado en la época, por encima de la pimienta negra, la canela o el jengibre, y se dice que su precio se tasaba en oro.

clavos

Días más tarde, el emperador Carlos V recibe a los supervivientes en Valladolid. Junto a Elcano ha viajado Antonio Pigafetta, cronista y relator del viaje, que informa al emperador de todo y ofrece una detallada descripción del árbol de clavo. Carlos V concede a Elcano una renta anual de 500 ducados en oro y un escudo de armas con un globo terráqueo con la leyenda ‘Primus circumdedisti me’ (El primero que me circunnavegaste), dos ramas de canela, tres nueces moscadas y doce clavos de olor, que era el verdadero objetivo de la expedición. Con esos 500 ducados, una cifra importante para la época, Elcano pudo vivir tranquilo el resto de su vida. El mar se lo dio todo y en el mar murió. (www.rtve.es)

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