Te cuento…
Cuando mi maestra de español nos explicó: el viernes social, sábado sexual y domingo familiar, je..je..je…Bueno, aquí nos acostumbramos con estos temas para pasar los fines de semana. Por supuesto no es una obligación pero la gente lo hace. Y a mi, upssss……pues vámonos!!”.
Más que todo, me gustan como los mexicanos (por lo menos a los que he visto por la Ciudad de México) disfrutan la vida. La calle Madero, ubicada en el centro de la ciudad) siempre está llena, empieza desde el “Viernes Chiquito”, para decir jueves tarde hasta domingo tarde noche. La gente, las familias, parejas y muchos más salen a pasear, o pasando por esa calle para llegar a los restaurantes o tiendas de marcas alrededor del centro. Por las noches del fin de semana, esa calle se llenan de muchas cosas: atracciones y ruidos de sonidos que salen de los bares o antros. Bueno, hay más lugares bonitos para divertir la vida cuando llegue el fin de semana.
La amabilidad de los mexicanos te deja siempre un sentimiento muy especial. Sin saber quién eres, te saludan de varias maneras. Siempre cuando te explican donde viven etc., al final te dice: allí está tu casa. !Qué amable! Me encanta siempre estar en mi México (lindo y querido).
¡¡¡Qué gusto me da saber que a los indonesios se les trata con esa típica amabilidad mexicana!!! Cuando un mexicano visita Indonesia la experiencia es muy similar. A excepción del lenguaje, es casi como volver a casa, y eso es justo lo que los mexicanos deseamos que sientan los que nos visitan.
Así, es… El fin de semana para los mexicanos (especialmente en la ciudad de México), comienza el viernes por la noche y termina el domingo por la tarde, por lo general el viernes con los amigos del trabajo, el sábado con los amigos de toda la vida y el domingo con la familia. Trabajar, la verdad, siempre está en segundo plano, vida sólo hay una y lo que importa es disfrutarla el mayor tiempo posible. Por eso lo del viernes chiquito, viernes social, sábado de fiesta, domingo de cruda…
Y también es cierto lo del saludo. Esto es más evidente en provincia, en los pueblos pequeños, donde la gente suele salir a las puertas de sus casas a comer, beber y platicar, y a todo el que pasa le desean buenos días/tardes/noches. Y sí que es común que un mexicano te diga (si le caíste bien) que su casa es “tu casa”, en un gesto de cortesía y confianza.